
TENDENCIA. ¿Qué sucede cuando la calidad se convierte en el argumento principal del precio?
En un entorno donde los costos operativos siguen presionando a los restaurantes, surge un dato clave: el 80.9% de los consumidores tolera un aumento de precio siempre que exista una mejora clara en la calidad general, el sabor de los platillos y la experiencia gastronómica. Esto demuestra que el problema no es el incremento en sí, sino la falta de argumentos visibles que justifiquen pagar más.
Para el operador, esta cifra representa una oportunidad estratégica. Invertir en mejores ingredientes, optimizar la ejecución culinaria, fortalecer la presentación y elevar la experiencia completa en sala puede generar un retorno directo en aceptación de precios. El consumidor está dispuesto a pagar más cuando percibe un avance tangible en lo que recibe: mejor producto, mejor servicio, mejor momento. La clave está en que el valor añadido sea evidente, no implícito.
En conclusión, subir precios no debe verse como un riesgo, sino como un proceso respaldado por la percepción de calidad. Cuando el restaurante demuestra mejora real, el cliente responde positivamente. El 80.9% lo confirma: el valor percibido sigue siendo el principal habilitador para un pricing sostenible. Si la oferta evoluciona, el consumidor acompaña.
























































































































































